MI ORACIÓN CONSTANTE
Dios
mío, Providencia mía, que haces girar el mundo a mí alrededor en servicio de mi
mayor santificación: ¡Bendito seas!
Creo
firmemente que todo contribuye a mi mayor bien, y a la realización de los
designios eternos que para tu gloria tienes sobre mí: ¡Bendito seas!
Creo
que todas tus creaturas son instrumentos que tienes en tus manos para purificarme
y labrarme: ¡Bendito seas!
Gracias,
Dios mío, gracias por tantos y tan continuos medios de santificación como me
ofreces. Mi deseo, Señor es santo fiel en cada instante, y crecer sin cesar
para tu gloria. Tu que conoces mi fragilidad, sostenerme con tu mano poderosa y
no me dejes caer en ofensa tuya. Te
suplico me ayudes a reconocerte y a amarte en todas las cosas y más que en
todas en mis hermanas, tus mejores instrumentos.
Enséñame,
Dios mío, a dejarme labrar y a permanecer quieta, alegre y agradecida bajo los
golpes de tus cinceles que están formando en mi alma la imagen de tu Hijo
adorable. Oh Padre mío y Dios mío, hazme tan semejante a Él que puedas poner
también en mi tus complacencias. Hazme mansa y humilde de corazón, hazme
callada y alegre bajo los golpes, bendice y santifica tus instrumentos de los
que tanto bien puedo recibir. Ayúdame a evitar el menor reproche hacia ellos,
la menor queja y haz que sepa hacerlos felices y fuerza de mansedumbre, de
humilde y de amor.
Dios
mío, tu que conoces mis arrebatos de ira, tu que sabes cuánto hago sufrir por
mi amor propio, tu que eres testigo de mis intransigencias, sabes lo audaz de
mi oración, pero yo sé que tu gracia es un torrente avasallador, y que en
nombre de Jesús tu divino Hijo, las tempestades más furiosas se apaciguan. Ten
misericordia de mí y seré salva. Amen.
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